Mantenimiento de piscinas de agua salada vs mantenimiento de piscinas tradicionales

Mantenimiento de piscinas de agua salada vs mantenimiento de piscinas tradicionales

En las piscinas tradicionales, el mantenimiento implica la aplicación regular de cloro u otros productos químicos para desinfectar el agua. Este proceso es manual y continuo, ya que el cloro se degrada rápidamente por la acción del sol y la temperatura. Además, es necesario medir el pH con frecuencia, controlar la alcalinidad y realizar shock de cloro cada cierto tiempo para eliminar bacterias y algas. Esto implica una inversión constante en productos y una atención semanal, si no diaria.

En cambio, el mantenimiento de una piscina de agua salada es más automatizado. Gracias al generador de cloro salino, el cloro se produce de forma continua y natural a partir de la sal disuelta en el agua. Esto reduce la necesidad de añadir productos químicos constantemente. El sistema tiende a estabilizar el pH, aunque igualmente debe monitorearse para evitar problemas de corrosión o incrustaciones.

Otra diferencia es que, en las piscinas de agua salada, es fundamental mantener el nivel correcto de sal (entre 3,000 y 4,000 ppm). Si el nivel baja, el sistema de cloración puede dejar de funcionar. También se deben limpiar periódicamente las células del generador de cloro, que pueden acumular minerales con el tiempo. Este mantenimiento suele hacerse cada pocos meses, dependiendo de la calidad del agua.

En cuanto a los componentes metálicos, en las piscinas salinas es importante tomar precauciones adicionales. La sal puede acelerar la corrosión de escaleras, jets o tornillos metálicos si no están hechos de materiales resistentes o protegidos con recubrimientos adecuados. En las piscinas tradicionales, este problema es menos común, aunque también puede aparecer con un pH mal controlado.

Un punto a favor del mantenimiento en piscinas de agua salada es la reducción del riesgo de error humano. Al no tener que manipular productos químicos con tanta frecuencia, se minimizan las sobredosificaciones o combinaciones peligrosas, algo que sí puede ocurrir con cloro, alguicidas o clarificadores en las piscinas convencionales. Además, muchas piscinas salinas pueden incorporar sensores inteligentes que informan sobre el estado del agua en tiempo real.

Por otro lado, el confort de uso es notablemente mayor en las piscinas salinas: el agua no tiene ese típico olor fuerte a cloro, no reseca tanto la piel ni irrita los ojos, y se mantiene clara durante más tiempo sin necesidad de intervenciones frecuentes.

En resumen, el mantenimiento de una piscina tradicional es más demandante en cuanto a productos y seguimiento constante. En cambio, una piscina de agua salada requiere una inversión inicial mayor, pero a cambio ofrece un sistema más autónomo, cómodo y sustentable. Ambas opciones tienen sus ventajas, pero si se prioriza la comodidad, la salud de los usuarios y el ahorro a largo plazo, la piscina de agua salada ofrece una clara ventaja.